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Si hay una condición del tracto digestivo que nos persigue toda la vida desde la infancia hasta la edad dorada, ésta es la diarrea. Las razones por las que un paciente puede desarrollar diarrea son múltiples. Usualmente podemos clasificar los diferentes diagnósticos en condiciones secretorias, osmóticas, inflamatorias y de motilidad. Esta clasificación nos ayuda a llegar a la raíz de los síntomas y poder encontrar una solución o control de la condición. Algunas de las diversas razones para desarrollar diarrea son infecciones, problemas metabólicos como diabetes e hipertiroidismo, efectos secundarios de medicamentos como metformin, colitis microscópica, ulcerosa o de Crohn, intolerancia a ciertos alimentos como la lactosa y el sorbitol (que se encuentra en la goma de mascar sin azúcar), sprue, reflujo gastroesofágico y síndrome de hipersensitividad visceral (IBS), entre otras. La mayoría de las diarreas son de carácter agudo y se resuelven sin terapia específica en menos de 2 semanas. Muchas veces los pacientes se auto-medican con productos no-recetados. Esta estrategia está bien, siempre y cuando no aparezcan síntomas alarmantes como deshidratación, sangrado rectal, fiebres o escalofríos, pérdida de peso considerable, dolor abdominal inusual o que los síntomas persistan por más de 2 semanas. En este caso, consulte inmediatamente a su gastroenterólogo o médico primario para descartar condiciones más graves, que tienen menos posibilidades de resolverse por sí solas y que pueden causarle severas consecuencias si no se diagnostican a tiempo. Entre las estrategias diagnósticas que su médico le puede ordenar, se encuentran manipulación de dieta y medicamentos, laboratorios de sangre y de excremento, pruebas de aliento y procedimientos endoscópicos con biopsias dirigidas a ciertas regiones específicas de su tracto gastrointestinal. |
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